A Susana Esaá, la de las manos de hadas
Una de las sancasimireñas que trascendió más allá de las fronteras de San Casimiro de Güiripa, fue sin duda Hortensia de Longo. Se conoció con este nombre luego de que contrajo matrimonio con el andino Rafael Longo, el 30 diciembre de 1930 (día de la sagrada familia). Ana Hortensia Esaá, nació el 9 de enero de 1922, día de San Anastasio (del griego Anástasis, que significa “resurrección”). Es hija de Susana Esaá Melgarejo y natural de Rosalio Vargas. Fue de una beldad extraordinaria que el día que vio la luz, la naturaleza rompió el molde donde había venido. Es bautizada el 4 de agosto de 1922 por el párroco Lucas Guillermo Castillo Hernández y sus padrinos fueron Pedro Manuel Acosta y Ernestina Barrios. Estudió la primaria con la maestra María Herminia Ramos (en la casa del poeta Eleazar Casado), y continuó luego en la Gran Colombia en la ciudad de Caracas.
Su mamá Susana le puso los nombres de Ana Hortensia, que significan, el primero, “con gracia” y el segundo, “huerto, jardín”. Mientras su madre trabajaba en el Hotel Majestic en Caracas, Hortensia era cuidada por la abuela Manuela, madre de los Esaá Melgarejo quienes vivían en la calle Las Dos Quebradas. Allí transcurrió la vida de Hortensia, siempre rodeada por el cariño y los consejos de Manuela que le enseñó el oficio de la costura y otros quehaceres del hogar. Hortensia siguió bordando su vida, solamente interrumpida por los ronquidos del Güiripa en época de invierno y continuó aprendiendo el arte de cocinar y de hacer dulces de su madre Susana, de quien heredó y mejoró muchas recetas y de las centenares que dejó se podrían citar las siguientes: galletas de maíz, galletas de china, torta esponjosa, almidoncitos, dulce de limón, pan larequeño, pan de banquete, torta aniversario, jalea de mango, galletas de jengibre, toronjas abrillantadas, bocaditos Hortensia, turrón Italiano y tortas de bodas Hortensia.
La casa de Hortensia era muy visitada por personalidades de renombre y una de las cosas que ella contaba, era que siempre venía a degustar sus platos de comida, el ministro Presidente del Fondo de Inversiones de Venezuela, el Dr Quero Morales.
Otra de las facetas de esta sencilla mujer fue el canto y la composición. En los velorios de Cruz de Mayo se dejaba escuchar su voz en la Casa de la Cultura don Eleazar Casado. Una de sus composiciones que dejó fue “Salve a la Cruz de Mayo” y de la cual transcribimos dos estrofas: “San José tendió la mesa / pan de trigo que traía / y llamó a su dulce esposa / ven a comer mi María /. Pero ella le contestó / que ella comer no quería / que la dejara llorar / que ella con llorar tenía”.
En estas estrofas, hecha por la savia literaria de Hortensia se nota la nostalgia de su pluma. Se puede corroborar este sentimiento, cuando ya sus hijos, Rafael María (cantante y cuatrista), Francisco (maestro y cuatrista), Marcos (concejal y humanitario), y Aura (maestra), estaban ya casados. Hortensia se deja llevar y escribe en su cuaderno de recetas “que se siente sola y añora a su madre Susana quien es su confidente”. Es lo que sucede a muchas madres y se pueden traer los versos del poeta sansebastianero Parmenio Talavera, para demostrar este hecho, quien escribe: “cuando crecen los hijos y se van con su tiempo / se nos abre un desierto y el alama se adormece; / se nos paraliza el corazón y se nos va el aliento: / se nos muere la esperanza y la tristeza crece”.
Ana Hortensia Esaá de Longo recibió reconocimientos y diplomas de varias instituciones: del Concejo Municipal de Charallave, de la Casa de la Cultura de Maracay, Casa de la Cultura don Eleazar Casado y del Comité de Rescate, Costumbres y Tradiciones (buen invento de Alirio Nieves y su esposa) en los 211 años de la fundación de San Casimiro de Güiripa. Igualmente Hortensia compartió con Juan Vicente Torrealba, Lalita Marrero, Hector Pérez Lavieri y Ana Luisa de Pérez. Allí también se escuchó su voz dulce y tierna.
Hortensia quiso y la quisieron y todavía la recuerdan con veneración y para muestra esta parte de un poema (cumplía un mes de su partida) escrito por su nieto Douglas y que dice así: “Gracias al corazón de Jesús / que te dio esa gran virtud / de ser madre y ser abuela / y que pudimos nosotros / disfrutar a plenitud”.
Ana Hortensia Esaá de Longo partió de este mundo terrenal, el 14 de enero de 2009, (día en que la Divina Pastora, recorría las calles de Barquisimeto), y llegó junto a su madre Susana que era lo que más deseaba y que lo testimonia la escritura dejada en su recetario, cuando escribe: “madre te recuerdo cada segundo, algún día estoy contigo gozando de la gloria de Jesús”.
Cerramos esta semblanza de la vida de Hortensia, citando nuevamente al poeta Parmenio Talavera que en su poema “Semblanza de mi abuela”, deleita con esta hermosa letra: “Hoy, como siempre, abuela, te recuerdo: / con tus copos de nieve en tu cabeza, / con tu rosa y tu Cristo de siempre; / con tu valor, tu temple, tu entereza”.
Sirva esta descripción de la abuela para recordar el día en que murió su hijo Marcos. Ese día, la bella señora Hortensia se comportó tal, como la letra del último verso del poeta de San Sebastián.
Crónicas de un sancasimireño Salvador Rodríguez
viernes, 14 de agosto de 2009
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