Está entre nosotros. Tiene casi 134 años mirando el cerro LA CUMACA que cubre su exuberante verdor de pausada neblina. Es toda hermosura en todo su esplendor. Bello templo y mayor solera en sus campanas y aún más si el tañer lo hace Rosalio Pérez –el mocho-. Majestuosa reliquia que el 25 de enero cumplirá 113 años de haberse oficiado la primera misa en sagrado recinto sin que estuviese concluído. Casa Grande de oraciones que el 19 de febrero tendrá un siglo, exactamente a las 9 de la mañana, de que monseñor Felipe Neri Sendrea, le diera la bendición.
La primera ocurrió el 25 de enero de 1896 en la inicial visita pastoral del obispo de Calabozo, Dr. Felipe Neri Sendrea. Salió de San Sebastián de los Reyes a las 5 de la mañana y llegó a estos santos lugares a las 12 del mediodía. El obispo se hacía acompañar de los curas León Malpica, Jesús Sánchez, diácono Br Manuel Mier y Terán, el vicario de San Sebastián Pbro. Ramón E Silva y el Jefe Civil del pueblo José María Carreño y una inmensa cantidad de personas que se reunían para recibir a tan ilustre prelado. A la entrada lo saluda el coro de niñas, se entrega un ramo de flores y el señor Cesar Díaz pronuncia el discurso. Luego visita la vieja iglesia y da la misa.
Al concluir los rituales inspecciona la fábrica del nuevo templo, “admirando a cada instante su construcción y alabando la piedad de los fieles para realizar tan gran obra”. La antigua iglesia se encontraba en deplorable estado y ordenó celebrar misa en el nuevo templo, aún antes de que estuviese concluído. Esta primera misa fue celebrada por el presbítero Cándido María Machado.
El segundo acontecimiento, que es la bendición de la Casa Grande de los católicos, sucede el 19 de febrero de 1909. El 13 de febrero salió monseñor Sendrea de San Sebastián acompañado de su comitiva. Temprano llega a la hacienda de Suata, propiedad del Señor Santiago Perrone, ubicada ya en jurisdicción de San Casimiro. Le acompaña el padre Lucas Guillermo Castillo Hernández quien había recibido la parroquia de manos del padre Cándido María Machado el 20 de septiembre de 1908. Allí en Suata preparan una especie de Misión para atender a los vecindarios de Suata, Chaparral, Múcura, Pardillal y Santa Cruz. Fue una gran fiesta donde se realizan misas, confesiones, matrimonios, bautizos y confirmaciones. Al día siguiente y a media tarde hace su entrada al pueblo donde lo espera la recepción tradicional con discursos de Miguel Zamora Bolívar y don Antonio Torrealba. En los días previos al 19 el obispo realiza la visita canónica y lo encuentra todo organizado de lo cual deja constancia en el acta correspondiente.
El 19 de febrero de 1909, a las 9 de la mañana, da principio a la bendición del templo. Repicaron alegres las nuevas campanas. La iglesia desbordaba repleta de fieles. En el presbiterio estaban los padrinos y los que habían formado parte de la junta de aquel 4 de marzo de 1875. Esa mañana veían ellos realizados, junto al pueblo, los sueños y sacrificios.
Monseñor Sendrea bendice la Iglesia y el altar. Lo asisten en el acto, el vicario Ramón E Silva y los presbíteros Jesús M Martínez y Diego Luis Falcón. Lucas Guillermo Castillo es el maestro de ceremonias. A la una de la tarde termina la larga ceremonia. Luego el pueblo se entrega en el regocijo popular.
Después de discurrir por escenarios históricos les toca asumir, a los que habitan estos tiempos, o no, si se celebran estas grandiosas efemérides. Mientras toman las decisiones, hago mío el poema “Para un aniversario” del gran poeta Paul Eluard, quien escribe “festejo lo esencial festejo tu presencia”. No brindaré con agua férvida, pero si con agua que hace crecer como cristianos.
Crónicas de un sancasimireño
por: Salvador Rodríguez
martes, 13 de enero de 2009
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