Obras hacen linajes, no
nombres ni trajes.
Refrán Español.
Los viejos meses de octubre son de partos afortunados por estos soles que a flor de agua del Zuata, Toronquey y el Güiripa se vuelven abrillantados por la timidez de sus cauces. En esos octubres nacieron San Casimiro de Güiripa, la estadal Santa Ana y la escuela que lleva el epónimo del ilustre patriota de origen italiano, redactor del acta de la independencia.
En estos octubres, dejados en el tiempo, se colocó la primera piedra de la capilla de la Coromoto en el vecindario El Loro. La obra imperecedera de doña Consuelo Mota de Villegas brotó el 27 de octubre de 1944, bendecida por el presbítero Ramón María Felip que en enunciación y fortuna expresó “La veo como una orquídea, donde se guarda la imagen de nuestra Señora de Coromoto” y otro sacerdote agregaría “La basílica chiquita de nuestra Señora de Coromoto”.
La obra concebida por doña Consuelo de Villegas la vio materializada en su pensamiento. Tantos eran sus convecinos que venían los domingos a comprar a la bodega que se marchaban luego con ganas de asistir a misa. No había sitio para orar y eran numerosos los lugareños de Monte Oscuro, las Canales, Loro Arriba, Golfo Triste, Hoyo Negro, Casupal y las Adjuntas. Sobremanera los pobladores que los domingos o el 4 de marzo querían ir a San Casimiro para asistir a los oficios religiosos. Eran pocos los que se aventuraban en la vía polvorienta y otros menos esquivaban el batir barro en el paso de la Ciénaga.
Estos males de todos permitieron la idea de doña Consuelo. Se dio a la tarea de construir este pensamiento. Esta matrona de voluntad indoblegable y de perseverancia inagotable se abocó a la recolección de dinero entre sus amigos y conocidos. Tejió los inmaculados manteles para los oficios religiosos. Imagino a doña Consuelo el día que los celadores del establecimiento comercial del vecindario le donaron ¡un mediecito! Puedo verla con su corazón lleno de regocijo. El mediecito se multiplicó en muchos mediecitos y estos en bolívares.
Fueron infinidades de personas e instituciones que la ayudaron en su devoción espiritual. Se podría citar, entre los muchos, al obispo de Calabozo S.E, monseñor Arturo Celestino Alvarez quien dio el permiso para la construcción de la capilla, el difunto Raúl Leoni, Rafael Caldera y Blanco Peñalver donaron, el armonio, monseñor Lucas Guillermo Castillo Hernández donó la imagen de San José, la cual fue bendecida por el nuncio apostólico, monseñor Lombardi. Otras personas le regalaron cemento, bloques y más dinero.
El 7 de enero de 1950 cuando los niños buscaban los regalos dejados por Melchor, Gaspar y Baltazar se ofició solemnemente la misa inaugural de la capilla de la Coromoto del caserío EL Loro.
Este 27 de octubre cumplirá 64 años de haberse colocado la primera piedra de esta obra concebida por la imaginación y el empeño de esta mujer nativa de San José de Guaribe, quien vino a estas tierras a dejar obras en El Loro de sus amores. Igualmente doña Consuelo donó las tierras donde hoy funciona la escuela Luis Roberto Casado, faro cultural que alumbra el día a día de sus pobladores. Gracias a sus diligencias dejó la Unidad Educativa Nacional San Casimiro. Otras tantas son las obras dejadas por esta hija adoptiva de San Casimiro de Güiripa.
Allá en el infinito debe mirar la capilla de nuestra Señora de la Coromoto y decirle a José Casanova Godoy, ¡Gracias Joseito! Por la ampliación y la sacristía de esta basílica chiquita en honor a nuestra PATRONA DE VENEZUELA.
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