miércoles, 15 de abril de 2009

Lucas Guillermo Castillo Hernández

El hombre no vive de pan,

sino de verdad.

Eurípides.

Estas líneas tienen dos motivos que permitieron hilvanar esta crónica. La primera es el cumpleaños de Lucas Guillermo Castillo Hernández y la otra es señalar algunos hechos que no contaron Eleazar Casado y su sobrino, Lucas Guillermo Castillo Lara sobre el cumpleañero.

El pasado 10 de febrero de cumplió un año más del nacimiento del cura Lucas Guillermo Castillo Hernández que si habría estado con vida hubiera celebrado, muy viejito, su cumpleaños número 130. Éste fue el primer sacerdote sancasimireño en llegar más alto en la iglesia católica venezolana. Solamente dos sancasimireños habían abrazado la carrera sacerdotal antes que Lucas Guillermo Castillo H; el presbítero Pablo Ramón Zamora Milano, hijo de Juan Zamora – sancasimireño – y Magdalena Milano, natural de Caracas. El otro fue el sacerdote Fonseca, hijo de Julián Fonseca y Guadalupe Bencomo. Este sacerdote fue hermano del extraordinario músico Gil Fonseca.

Lucas Guillermo Castillo Hernández nació el 10 de febrero de 1879 en el sitio de Cobalongo, Parroquia Güiripa. Fue el segundo hijo de don Manuel Castillo y doña Ana Dolores Hernández. Allí entre bucares y guamos corría buscando atrapar el iris que bajaba y se zambullía en el arroyo donde Lucas se bañaba y en las tardes observaba los pájaros encaramarse encima de las hileras de chaguaramos que cuidaba el hogar cristiano y honorable de la familia Castillo Hernández.

Estudió sus primeras letras con el maestro Judas García y más adelante sus padres le trajeron al preceptor francés monsieur Lemonier, quien le enseñó el francés y lo llevó por las vías del humanismo. Lucas es el primero que se aparta del seno familiar, ya que su padre lo lleva a Caracas y lo deja en casa de un tío, de Reducto a Glorieta. Lo inscriben en el colegio Fontes, luego en el Páez Pumar, en el colegio Santa María – fundado en 1859 – del filántropo y educador Agustín Aveledo y por último en el colegio Salesianos de Sarría. En este colegio fue donde le nació la vocación de servir a Dios y en Güiripa producto de la soledad pudo encontrarse consigo mismo y obtener la respuesta para servir a plenitud a la causa de propagar la fe cristiana entre los hombres. Comenzó su noviciado salesiano y sus primeros estudios eclesiásticos. Cuando estudia sufre de hemotisis fulminante que lo colocan al borde de la muerte. Era una enfermedad mortal en esos tiempos. Le avisan a sus familiares, recibe la extremaunción y le encomiendan el alma con su vela de la virgen de la Candelaria. Se recupera y lo trasladan a la casa del tío en la esquina de Glorieta. Allí lo asiste el Dr. Elías Rodríguez quien le recomienda, después que mejore, que lo lleven a los Teques. En esta neblinosa comarca el frío le asienta y ya en franca mejoría lo llevan a su tierra de Güiripa.

En ese sitio mejora notablemente y los aires de su tierra natal le hacen renovar las fuerzas idas en el colegio Salesiano. Sigue estudiando en el seminario y allí lo encontrará la muerte de su padre don Manuel Castillo. El 6 de febrero de 1904, monseñor Sendrea, obispo de Calabozo, le confiere en Güiripa el orden de subdiaconado. Es una fecha solemne para Lucas Guillermo ya que este mismo día, monseñor Sendrea, bendice la primera capilla eregida en Venezuela en honor a María Auxiliadora de los Cristianos y su padre don Manuel, el fundador de la capilla, no está presente.

Casi al año, el 15 de enero de 1905, recibe Lucas Guillermo Castillo H. de manos de monseñor Juan Bautista Castro, la consagración sacerdotal. Al día siguiente celebra su primera misa en la iglesia de Santa Rosalía en Caracas, donde sus padres habían contraído matrimonio. Después se va a Güiripa a ejercer su apostolado entre su gente. Estando en Güiripa quiso ser cartujo y es monseñor Sendrea el instrumento para que Lucas se quede entre los sancasimireños.

El 20 de septiembre de 1908 recibe la parroquia de San Casimiro de Güiripa del cura Cándido María Machado. Aquí estará de párroco por casi 15 años sirviéndole a sus paisanos hasta que es propuesto, oficialmente, en 1923 para el recién creado obispado de Coro y del cual es nombrado el 22 de junio de 1923.

Allí estará, en la tierra de las proclamas de Zamora por espacio de 16 años y que culmina su vida religiosa con el Arzobispado de Caracas y que completa con el honorífico de Primado de Venezuela en 1951. Estando en el Obispado de Coro escondió al escritor Miguel Otero Silva de la persecución de los esbirros de La Sagrada.

Luego de hacer un recorrido por la vida eclesiástica de este coterráneo, llegamos a la otra motivación y la cual es de los hechos que no contaron Eleazar Casado y Lucas Guillermo Castillo Lara. No sé cuáles fueron los motivos de estos ilustres sancasimireños en no decir que Lucas Guillermo Castillo Hernández fue Concejal en los años 1912, 1913, 1914 y 1915, cuando era cura de la Parroquia de San Casimiro de Güiripa. Hay otro olvido, o no le dieron mayor importancia, de que Lucas Guillermo Castillo H, lo eligiera el Congreso Nacional de la República - mandaba Juan Vicente Gómez -, obispo de la recién creada Diócesis de Coro, tal como lo confirma la letra del educador y periodista Luis Roberto Casado, quien escribe cuando era secretario del Concejo Municipal y el presidente era Pedro Manuel Álvarez. En la sesión del día catorce de octubre de 1923 dice textualmente lo siguiente: “El Concejo Municipal del Distrito San Casimiro en uso de sus atribuciones, considerando: Que en los primeros días del próximo mes de noviembre, hará su entrada triunfal a esta su ciudad natal, el virtuoso Levita. Pbro. Lucas Gllmo Castillo, elegido por el Soberano Congreso Nacional de la República, Obispo de la Diócesis de Coro, ya consagrado con la Alta Dignidad”, …

Para finalizar podríamos citar a Miguel de Unamuno quien dijo que “el único culto perfecto que puede rendirse a Dios es el culto de la verdad”. La verdad es el norte de esta crónica sin pretender sambenitar el buen nombre de Lucas Guillermo Castillo Hernández, como tampoco sembrar dudas acerca del trabajo realizado por ilustres sancasimireños como lo son Eleazar Casado y Lucas Guillermo Castillo Lara.



Crónicas de un sancasimireño


Salvador Rodríguez

1 comentario:

Atenea dijo...

Excelente aporte a la historia de nuestro espacio real e imaginario colectivo...